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lunes, 1 de mayo de 2017

Diferentes sociedades, distinta concepción del género.

Vivimos en pleno siglo XXI, en una sociedad de continuo cambio, en la cual nosotros como personas sentimos de diferente manera y somos distintos respecto a los demás. Una sociedad que a lo largo del tiempo ha construido lo que se conoce como los géneros binarios, es decir, hombre o mujer, el género asignado al nacer según las apariencias de nuestros genitales.

A pesar de la poca visibilidad, existen muchos géneros no binarios que desafían constantemente los roles tradiciones de nuestra sociedad, como el género neutro, un tercer género, es decir, personas que simplemente no se sienten identificados ni por el hombre ni por la mujer.

El género es un concepto establecido por la sociedad, por lo que la base de toda construcción o creencia viene precedida por la sociedad en la que vivimos. ¿Alguna vez se han preguntado estar en otra sociedad distinta? En la que se establezca una cultura, unos valores y unos roles distintos a los que conocemos hoy en día. ¿En toda las sociedades, el rol de la mujer o el del hombre tienen el mismo significado?

Nuestra sociedad impone los dos roles tradicionales, tratándose de conductas repetitivas  en las que optan por vestirse, comportarse, usar complementos propios del sexo asignado, pero ¿qué hay más allá?

Es curioso, cómo  otras culturas desempeñas roles totalmente diferente a los nuestro, donde lo que se considera “normal”, no tiene nada que ver con nuestra cultura o nuestra sociedad.

Diferentes pueblos primitivos, diferentes maneras de concebir, sociedades caracterizadas por diferentes roles. Entre mucho, escogeré tres claros ejemplos con el fin de comparar las distintas sociedades, ya para comprobar que es la sociedad quien determina los comportamientos propios de las personas.

La primera se caracteriza por una sociedad, donde tanto mujeres como hombres se comportan de forma no violenta, con reacciones paternales y amorosas como suele considerarse que sólo las mujeres deben optar a este rol en nuestra sociedad.
La segunda tribu primitiva, mientras tanto, el ideal de carácter esperado era que el hombres como mujeres fueran violentos, batalladores, sexualmente agresivos y gozasen de la acción de la lucha, es decir, actuaban con arreglo al modelo deseado comúnmente en nuestra sociedad para el varón.

Y por último, en la tercera tribu, los hombres se comportaban de acuerdo con lo deseado para las mujeres, eran astutos, se rizaban el pelo e iban de compras, mientras ellas eran enérgica y decididas y no usaban adornos. En estos últimos haré un especial énfasis ya que son una tribu bastante peculiar, los llamados “indios mohave” del sudoeste de Los Estados Unidos.

En esta tribu el rol mujer-hombre está invertido, habían hombres que preferirían sumir el papel social de las mujeres, por medio de rituales espirituales, cambiándose de sexo socialmente y a partí de ahí vivían como tales. Podían casarse con otros hombres. Es una sociedad, donde las costumbres sexuales no están restrictivas, más bien todo lo contrario

PINTEREST.com. Recuperado el 1 de mayo del 2017 de: https://es.pinterest.com/pin/144678206750936362/ 



FEMINISMOACTUAL.com. Recupeado el 1 de mayo del 2017 de: http://www.feminismoactual.com/2015/07/31/54/


García, Valdés A. (1981). Discusión del tema. Historia y presente de la homosexualidad (pp. 218-220). Madrid: Akal.


SAMANTHA NICOLÁS ADRIÁN

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