Vivimos en pleno
siglo XXI, en una sociedad de continuo cambio, en la cual nosotros como
personas sentimos de diferente manera y somos distintos respecto a los demás.
Una sociedad que a lo largo del tiempo ha construido lo que se conoce como los géneros
binarios, es decir, hombre o mujer, el género asignado al nacer según las
apariencias de nuestros genitales.
A pesar de la poca
visibilidad, existen muchos géneros no binarios que desafían constantemente los
roles tradiciones de nuestra sociedad, como el género neutro, un tercer género,
es decir, personas que simplemente no se sienten identificados ni por el hombre
ni por la mujer.
El género es un
concepto establecido por la sociedad, por lo que la base de toda construcción o
creencia viene precedida por la sociedad en la que vivimos. ¿Alguna vez se han
preguntado estar en otra sociedad distinta? En la que se establezca una
cultura, unos valores y unos roles distintos a los que conocemos hoy en día. ¿En
toda las sociedades, el rol de la mujer o el del hombre tienen el mismo
significado?
Nuestra sociedad
impone los dos roles tradicionales, tratándose de conductas repetitivas en las que optan por vestirse, comportarse, usar complementos propios del sexo asignado, pero ¿qué hay más allá?
Es curioso, cómo otras culturas desempeñas roles totalmente
diferente a los nuestro, donde lo que se considera “normal”, no tiene nada que
ver con nuestra cultura o nuestra sociedad.
Diferentes pueblos
primitivos, diferentes maneras de concebir, sociedades caracterizadas por
diferentes roles. Entre mucho, escogeré tres claros ejemplos con el fin de
comparar las distintas sociedades, ya para comprobar que es la sociedad quien
determina los comportamientos propios de las personas.
La primera se
caracteriza por una sociedad, donde tanto mujeres como hombres se comportan de
forma no violenta, con reacciones paternales y amorosas como suele considerarse
que sólo las mujeres deben optar a este rol en nuestra sociedad.
La segunda tribu
primitiva, mientras tanto, el ideal de carácter esperado era que el hombres como mujeres
fueran violentos, batalladores, sexualmente agresivos y gozasen de la acción de
la lucha, es decir, actuaban con arreglo al modelo deseado comúnmente en
nuestra sociedad para el varón.
Y por último, en la
tercera tribu, los hombres se comportaban de acuerdo con lo deseado para las
mujeres, eran astutos, se rizaban el pelo e iban de compras, mientras ellas
eran enérgica y decididas y no usaban adornos. En estos últimos haré un
especial énfasis ya que son una tribu bastante peculiar, los llamados “indios
mohave” del sudoeste de Los Estados Unidos.
En esta tribu el rol
mujer-hombre está invertido, habían hombres que preferirían sumir el papel
social de las mujeres, por medio de rituales espirituales, cambiándose de sexo
socialmente y a partí de ahí vivían como tales. Podían casarse con otros hombres.
Es una sociedad, donde las costumbres sexuales no están restrictivas, más bien
todo lo contrario
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García, Valdés A. (1981). Discusión del tema. Historia y presente de la homosexualidad (pp.
218-220). Madrid: Akal.
SAMANTHA NICOLÁS ADRIÁN
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